Enfermedades infecciosas en UCI

Enfermedades infecciosas en UCI

Una aproximación basada en las evidencias

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CONTENIDO

"Desde cuando iniciamos el ejercicio de la medicina crítica, hace un poco más de un cuarto de siglo, encontramos que el problema de las infecciones es quizás uno de los mayores retos para el intensivista. Nuestra evolución ha sido guiada por los hallazgos de la literatura, los cambios en sus tendencias y los resultados de nuestra práctica clínica que, asociados a la actividad docente, nos han llevado al convencimiento de la necesidad de implementar programas coherentes de control y manejo de la “patología infecciosa”, como uno de los pilares del adecuado manejo de los pacientes críticos. Nuestra ingenua aproximación inicial que sugería una solución simplista al problema mediante el uso de agentes antimicrobianos cada vez más potentes, nos llevó a situaciones frustrantes y al convencimiento cada vez más firme, de que este enfoque no solo era insuficiente, sino que conllevaba riesgos importantes para nuestros pacientes. En este proceso de formación, encontramos confirmaciones cada vez más contundentes en la literatura médica de nuestras apreciaciones al respecto y es así como hoy existe consenso sobre la necesidad de establecer verdaderos programas de control de infecciones en las unidades de cuidados intensivos. También fuimos ingenuos al comienzo de nuestra formación al pensar que la “actividad anti-infecciosa” era un proceso aislado que comprometía exclusivamente al intensivista y a su paciente. Por fortuna, el contacto académico permanente y el discernimiento continuo que éste implica nos permitió comprender que se trataba de una labor de equipo cuyo marco de acción se extendía a todo el personal del servicio. Desde los comienzos de la década del 80, el comité de infecciones del Hospital San Juan de Dios, acertadamente dirigido por el Profesor Jaime Saravia de la Universidad Nacional de Colombia, se aproximó a nuestra labor y creó en nosotros la conciencia de trabajo de grupo y la necesidad de contar con un desinteresado y efectivo apoyo de personas que, como él, dedicaban su ciencia y conciencia a impulsar un programa que, para la época era visto más como un intento de abrir espacios individuales. Cómo estábamos de equivocados al comienzo, al sentir que los programas de control no eran más que procesos incómodos de auditoria externa que buscaban imponerse a ultranza. La juventud y la ignorancia son una mezcla explosiva. Confundimos al comienzo un programa visionario, con una propuesta egoísta. Así, apareció el continuo enfrentamiento entre los expertos infectólogos y los prepotentes “clínicos” que caracterizó la década de los 80 y que por fortuna culminó con una conceptualización mucho más amplia del trabajo asociado. A partir de la clarificación de las confusiones iniciales comenzó una enriquecedora labor que nos ha permitido ampliar cada vez más nuestros conocimientos y tratar de mejorar cada día en el manejo directo de nuestros pacientes y de nuestros servicios. Sin embargo, debo reconocer que en el centro del crecimiento académico se encuentran nuestros alumnos quienes nos han suministrado esa energía que atempera con los años y así, nos mantienen en una dinámica permanente. El final de la década de los 80 coincidió con nuestra madurez conceptual y así logramos establecer programas que, inicialmente estructurados en el Hospital San Juan de Dios de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, pudieron extenderse a otros centros como la Clínica Santa Rosa de la Caja Nacional de Previsión social y a la Clínica Palermo de Bogotá. Estos programas, nos permitieron alcanzar logros importantes que nos convencieron cada vez más que el trabajo integrado entre infectólogos e intensivistas era la mejor vía para enfrentar la amenaza de las infecciones y de la resistencia creciente de las bacterias a los antimicrobianos. El segundo lustro de la década de los 90 determinó la concreción de los conceptos integración. La rotación de los residentes de infectología de la Universidad Nacional fue vista ahora como una oportunidad de trabajo en conjunto y así, organizamos una propuesta de desarrollo que persiste hasta el momento y que ha permitido el logro de resultados efectivos, inicialmente en el Hospital San Juan de Dios y luego en el Hospital San Carlos de Bogotá y en la Clínica Palermo, centros de entrenamiento de residentes de la Universidad Nacional de Colombia. En el manual que hoy ofrecemos, el lector encontrará nuestra experiencia acumulada, el trabajo conjunto de varias generaciones que se han logrado reunir alrededor del interés común del tema de las infecciones. Los conceptos aquí emitidos, son el fruto de muchos años de trabajo y de innumerables sesiones de discusión en las que los viejos y los jóvenes hemos logrado una síntesis armónica que en la actualidad orienta el ejercicio clínico en varias instituciones de nuestra ciudad. En efecto, las directrices expuestas rigen el ejercicio en la UCI de la Clínica Palermo bajo mi dirección; Carlos Pérez lidera los programas de infectología del Hospital Militar y de la Clínica Marly de Bogotá; Carlos Álvarez orienta estas actividades en el Hospital San Ignacio y en el Hospital Simón Bolívar también de Bogotá y recientemente, bajo su dirección, el Hospital Santa Clara obtuvo reconocimiento nacional al implementar en su Unidad de Cuidados Intensivos parte de este programa estructurado en conjunto por nosotros. Gabriel Montenegro y Alejandro León tienen a su cargo el desarrollo de los programas establecidos en el Hospital San Carlos y allí han continuado el proceso de integración con “los muchachos”, liderados ahora por Jorge Cortés y Juan Carlos Torres quienes orientan al Benjamín Hernando Gómez. Alonso Gómez."

1. PRÓLOGO

2. INTRODUCCIÓN

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA CLÍNICO.

4. CONCEPTOS BÁSICOS.

a. ¿Qué es una infección y cómo se adquiere?

b. Microbiología básica.

5. DE VUELTA AL PROBLEMA

6. APROXIMACIÓN GENERAL AL PACIENTE INFECTADO.

a. Claves clínicas para el diagnóstico de infección

b. Aspectos generales sobre la utilidad de los exámenes de laboratorio en el diagnóstico de infección.

c. Enfoque del paciente con fiebre.

d. Del SIRS a la Falla orgánica múltiple. El espectro de la sepsis.

e. Consideraciones generales sobre el tratamiento del paciente infectado.

7. EL PACIENTE SIGUE SÉPTICO.

8. USO DE ANTIBIÓTICOS EN CUIDADO INTENSIVO

a. Manejo de antibióticos en UCI: Aspectos generales.

b. La importancia de la farmacocinética y la farmacodinamia.

c. Antibióticos: Principales grupos y mecanismos de acción.

9. ASPECTOS ESPECÍFICOS DE LOS PRINCIPALES GRUPOS DE INFECCIONES EN UCI

a. Infección del tracto urinario.

b. Neumonía asociada al ventilador.

c. Infección asociada a catéteres.

d. Infección del sitio quirúrgico.

e. Infección intra-abdominal.

f. Infecciones en Ginecoobstetricia.

g. Infecciones del Sistema Nervioso Central

h. Infecciones por Candida.

10. ¿PROBLEMA RESUELTO?

11. AL CONTROL DE LAS INFECCIONES.

a. Vigilancia y Control

b. Control de la Resistencia bacteriana.

c. Higiene de manos en UCI.

12. RESOLUCIÓN DEL PROBLEMA

13. ANEXOS

a. Guía de toma de cultivos en UCI.

b. Niveles de Evidencia utilizados en este libro.

c. Sitios prácticos de internet.

d. Principales términos usados por la Medicina Basada en la evidencia.

  • Infectología
  • Medicina Basada en la Evidencia
  • Cuidados Intensivos